dimecres, 26 de novembre del 2008

Utopía y justicia

Si un día escribiera un libro, este sería un esbozo

La Utopía y la justicia

La utopía es un objetivo que la humanidad ha creado en su imaginario, seguramente porque, contrariamente a la organización estatal, constituya el máximo de los ideales y su destino, digamos, natural. El ser humano, como animal que piensa y es capaz de realizar sus pensamientos, tiende a autoprotegerse de forma individual -aportando soluciones frente a los desastres exógenos a la sociedad como las catàstrofes naturales o, sin ir más allá, de las adversidades climáticas- o de forma colectiva -protegiendo al más débil para conseguir la supervivencia de la propia especie y su bienestar. El declive de la sociedad moderna y su continuidad durante el siglo XX se basan en el hecho de que para mejorar el bienestar, el hombre moderno ha roto la relación con el entorno natural del que forma parte y que le permite la supervivencia, tratándose de un peligro para la supervivencia de las generaciones futuras e incluso de las presentes. El concepto de utopía nos remite a un mundo ideal cuyo orden no es establecido, sino procedente de la espontaneidad, del caos –que no tiene nada que ver con la violencia- construido desde la individualidad hacia la colectividad, en el que la convivencia entre los miembros de la misma especie y su entorno natural es fruto de una harmónica relación en la que no existe el abuso. En la utopía no es necesario que nadie diga lo que es bueno o malo para el conjunto de la sociedad, es una sociedad justa porque está compuesta de personas justas que obran por su voluntad y conforman su voluntad con la previa asunción de la voluntad y libertad del resto de seres. Sin embargo, no vivimos en utopía, son muchos los elementos que nos separan de la utopía y a continuación intentaremos trazar algunos de los elementos que nos separan del fantástico ideal; tal vez sirvan para aproximarse a ella o alcanzarla.

1. El germen de la injusticia

La injusticia se produce cuando se rompe la harmonía en la relación entre el ser humano y su entorno, del que forman parte otros seres humanos en un proceso simple: se trata de un proceso en el que un individuo pretende conseguir un aumento –innecesario, por otra parte- de su bienestar a costa de su entorno para lo cual utiliza la fuerza física directa o indirectamente –normalmente gracias a la persuasión de otros seres humanos que se beneficiarán de ello aumentando también su bienestar-; de esta forma se produce un abuso del entorno para el provecho propio y privativo con el resultado de un uso ineficiente del entorno.

Este proceso, destinado a autoliberarse, mediante el abuso, de las tareas de supervivencia básicas, se puede dar en todas las sociedades y de hecho se ha dado repetidamente, con una cadena de relaciones prácticamente insondable que ha involucrado a seres humanos de todos los tiempos. Ninguna sociedad se ha librado e incluso algunas generan sus propios instrumentos de búsqueda de poder de formas culturales y religiosas, puesto que les autolegitima frente a otros seres humanos o frente a otras especies.

El punto más importante de este proceso se sitúa en la colaboración. Ningún ser humano puede abusar de su entorno de una forma tan intensa que impida al resto su disfrute y, de intentarlo, el resto acabarían por detenerle. Para hacerlo, el hombre que pretende el abuso necesita aliarse con otros seres humanos que lo pretendan o pedir su colaboración a cambio de recompensa. La capacidad de movilización del abusador acaba por ser tan grande que el abusado lo tolera e incluso lo acaba justificando, puesto que de la injusticia puede aprovecharse cualquiera y obtener bienestar a bajo coste, siempre que se someta a los designios de otro abusador o abusadores.

2. La plasmación de la injusticia en las leyes, la jurisprudencia y la ciencia jurídica: la democracia como la peor de las soluciones

La consolidación de esferas de poder sobre otros individuos, como relación de abuso del entorno, se ha acompañado siempre de una plasmación duradera en algún tipo de soporte, que suele tener por efecto, tanto extender su conocimiento como aportar un elemento de validez: eso es el Derecho. Durante mucho tiempo, se ha dejado el aspecto relativo a la legitimación (su justificación) a elementos esotéricos, de entre ellos los más relevantes han sido los dioses y, en sociedades en las que se ha superado o en la que no dan un caràcter civil a la religión, una idea abstracta de comunidad cuyos designios son establecidos mediante mecanismos más o menos democráticos.

Pero no se olvide nunca, el único objeto de una norma –sea ley o contrato- es el de establecer obligaciones o prohibiciones de caràcter absoluto (hasta incluso los elementos de ponderación lo son). El caràcter absoluto de las normas, sin embargo, no se cohonesta bien con el caràcter animal de la especie humana. Nada es blanco o negro en la sociedad de los seres humanos. Han sido los jueces y los científicos del Derecho los que han intentado trazar líneas de discontinuidad con el caràcter cerrado de las normas, a veces con acierto a veces con efectos desastrosos. Sin embargo, el poder que han tenido unos y otros es idéntico al poder del sujeto que elabora y aprueba una norma. Establece una solución que normalmente también reviste caràcter absoluto a una complejidad. No hay que decir que el gran poder que el poder superior le ofrece a una instancia judicial es un caramelito del que no dudan en apoderarse los que pretendan abusar del entorno.

El papel que juegan los científicos es mucho más sutil, pero igualmente aterrador. Mediante sus estudios legitiman o deslegitiman al poder a su gusto, permitiendo una u otra forma de abuso y, en muchas ocasiones, esperan una recompensa por parte del abusador.

En cualquier caso, todas las instancias de una democracia –aunque funcione de forma completamente racional- no pueden satisfacer la diversidad de la vida humana. En una república soviética, la misma idea de democracia puede dar lugar a abusos, ya procedan de un solo individuo o del conjunto de la “comunidad”. Es jocoso para muchos desvelar el trato que griegos y romanos dispensaban al conjunto de la población, puesto que de acuerdo con las ideas y normas de la república, los esclavos no eran seres humanos. Esto es, el Derecho se reservaba incluso una capacidad que, hoy día, reconocemos como una de las funciones de la biología. No hay que ir más lejos para constatar que, en la actualidad, las sociedades humanas abusan, en su conjunto de su entorno natural, vegetal, animal o mineral, sin que nos tiemble el pulso a la hora de maltratar el entorno incluso sin una finalidad ligada a la necesidad, de forma que tomamos por válido el asesinato de animales por motivos de ocio.

Y para acabarlo de remetar, la democracia instituye siempre un sistema de represión puesto que el disidente es siempre un enemigo de la comunidad y sobre él se hacen recaer un sinfin de desgracias en caso de actuar conforme a su pensamiento, diferente al normativo.
[continuará...]


3. La injusticia como producto de la sociedad

4. La desaparición del dinero y la economía de la libertad

5. El principio de la libertad

6. Lucha social y realización de la justicia

dimecres, 12 de novembre del 2008

Yo no tengo moral, tengo cultura

Soy de pueblo y tengo una cultura de pueblo. Aunque me he criado en la ciudad, me he ido desprendiendo, con tiempo y esfuerzo, me he ido desprendiendo de todas aquellas anormalidades que la vida en vertical ha trazado en nosotros. Antes, cuando no existían medios materiales y la mayoría de las casa seran bajas, las gentes salíamos a la calle con normalidad a charlar, sacando nuestra silla a la calle, comiendo y bebiendo en la calle. Hoy día, estas actividades se consideran contrarias a la convivencia. Es una soberana estupidez de la que sólo puede ser artífice el precedente del régimen orwelliano, aunque el color de su collar sea el más bonito del mundo. La vida en aislamiento que nos impone la arquitectura urbana no hace más que originar problemas de convivencia, puesto que no se comparte, no se conversa, no se intercambian opiniones y, en definitiva, no se puede entender la sociedad tal y como es.

El modelo de moral, primero impuesto por la religión y, ahora, por los poderes públicos al ritmo del adagio “orden público” traza una línea de positivismo (en el sentido filosófico-normativo) en nuestras vidas diciéndonos lo que podemos hacer y lo que no podemos hacer, aunque vaya en contra de nuestra propia naturaleza y origine, ipso facto, distorsiones evidentes en nuestra forma de pensar y comportarnos. El orden impuesto no es viable porque niega nuestra parte animal, la racionalidad absoluta, además de constituir un imposible, no nos llevarà a la utopía, puesto que el ser humano es animal y el animal también forma parte de nuestras decisiones... y el animal, como animal que es, se equivoca, mucho y frecuentemente de forma grave.

Una concepción más cercana a nuestra naturaleza humana y animal es la de comprender las cosas, incluso los conflictos, como elementos intrínsecos de la cultura humana que se genera en la sociabilidad (renunciamos a la soledad para obtener mayores beneficios), en el devenir de las cosas. El refranero popular da bastantes ejemplos que se reiteran una y otra vez y que las leyes no pueden cambiar: la primera norma sociológica del derecho es la de “hecha la ley, hecha la trampa”. Los que nos hemos criado de la mano de una generación criada en el pueblo y que crecimos antes de que el cosmopolitismo se apoderara de nuestro presente, incluso en medio de la transición, bien sabemos que las normas no pueden parar la avaricia humana, y todo lo que conforma nuestra naturaleza humana (50% razón, 50% instinto), y que sólo el aprendizaje colectivo de las situaciones que nos envuelven pueden salvarnos de esos pequeños sinsabores que nos da la vida, que sólo con el conocimiento podemos aprender a dominar los impulsos que hacen la vida más insufrible y a asumir el instinto con cautela pero sin ceguera, sin prisa pero sin calma. Por estos motivos yo no tengo moral, tengo cultura

dilluns, 3 de novembre del 2008

Carta als directors: La neutralitat de TV3

La neutralitat de TV3

Ahir van passar el primer episodi d’“Emprenedors” el nou concurs de TV3, que anima a convertir-se en empresari, el premi és de 100.000 €. Així, TV3 demostra el seu compromís amb el capitalisme que enriquirà a una persona individual. No podrien haver ideat el mateix concurs per premiar una activitat econòmica solidària, sostenible i comunitària, que no estigués basada en el lucre personal sinó en mitjans de producció socialment responsables?

La neutralidad de TV3

Ayer empezó el primer episodio de “Emprendedores”, el nuevo concurso de TV3, que anima a convertis-e en empresario, el premio es de 100.000 €. Así, TV3 demuestra su compromiso con el capitalismo que enriquecerá a una persona individual. ¿No podrían haber pensado el mismo concurso para premiar una actividad económica solidaria, sostenible y comunitaria, que no estuviese basada en el lucro personal sino en medios de producción socialmente responsables?

Carta als directors: Torna la propaganda (Som-hi!)

Vuelve la propaganda (Som-hi!)

Esta mañana me ha sorprendido la portada de un diario gratuito cuya portada incluía un mensaje de la Generalitat: Som-hi!. Si no teníamos suficiente con la bochornosa campaña del Ayuntamiento de Barcelon (Visc a Barcelona), la Generalitat se ha sumado el carro con la campaña Som-hi! Es necesario recordar que las “campañas vacías” son ilegales de acuerdo con las leyes de publicidad institucional, puesto que se consideran propaganda política al servicio del partido en el poder. Pero además de ilegales son inmorales porque suponen un gasto presupuestario escandaloso que soportamos los ciudadanos y no sirven para nada (más allá de beneficiar la imagen del gobierno). Les pido a los políticos que no se sorprendan cuando los ciudadanos no cumplan las leyes puesto que ellos mismos las incumplen siendo los que las aprueban.

Torna la propaganda (Som-hi!)

Aquest matí m’ha sorprès la portada d’un diari gratuït la portada del qual incloïa un missatge de la Generalitat: Som-hi! Si no teníem suficient amb l’escandalosa campanya de l’Ajuntament de Barcelona (Visc a Barcelona), la Generalitat s’ha sumat al carro amb la campanya Som-hi! És necessari recordar que les “campanyes buides” son il·legals d’acord amb les lleis de publicitat institucional, doncs es consideren propaganda política al servei del partit al poder. Però a més d’il·legals son immorals perquè suposen una despesa escandalosa que suportem els ciutadans i que no serveixen de res (més enllà de beneficiar la imatge del govern). Els demano als polítics que no es sorprenguin quan els ciutadans no compleixin les lleis, doncs ells mateixos les incompleixen essent els qui les aproven.

divendres, 17 d’octubre del 2008

(J)Oda a la locura: lo bueno, lo malo, lo normal, lo extraño

Comía una galleta OREO y, al morderla, una migaja se ha desprendido más allá de mi boca. Mi mente ha procesado: “recogerla o no recogerla, he ahí la cuestión”. La he recogido, apesumbrado por la pesadez que me produce la sensación de hacer algo incorrecto. Ha sido entonces cuando me he dirigido a la basura más cercana y ... sorpresa, se trataba de depósitos de reciclaje, y me vuelve a abordar la duda: “depositar la migaja en el de papel o en el de los plásticos: he ahí la cuestión”. No me he dejado llevar por las circunstancias y me he desplazado hacia la de orgànica, que estaba unos metros más allá. Una vez en el más allá, la deposito en su lugar y la duda me ha asaltado: “¿Lo que he hecho es normal? ¿y bueno, es bueno?.

Cuanta pregunta inútil. Cuanto menos, he realizado dos procesos extraños que, posiblemente no entren en la normalidad. Tratándose de la oficina (y no de mi casa), posiblemente haya operado en mi un sentimiento altruista desbordado, desbocado. El orden se ha apoderado de mi (Mi sostenido=Fa, de fantasma, fantoche, faristeo) y he obrado de acuerdo con mi pensamiento, esto es, antes de realizar las acciones he pensado y he parido pensamientos. Seguramente he obrado bien, aunque haya sido extraño, al menos para mi; nunca antes me había planteado estas cosas de “tiquis miquis”. Es extraño, bueno, pero extraño. Se trata de una demostración científica de que no todo lo normal es bueno y a las inversas.

La conclusión es que estoy un poco loco, que soy extraño o que he operado de forma extraña, buena pero extraña. El único problema es que este acto tiene consecuencias de largo alcance: si me pongo a pensar en todas aquellas cosas raras que me parecen “buenas”, seguramente tendría que preparame para cualquier cosa. Esto de estar loco y ser bueno a la vez me supera, o tal vez he sido superado por mi locura, o que la he superado, ahora ya sé que puedo ser bueno, aunque extraño, normal aunque malo... o que ambos ejes no son precisamente los buenos, aunque lo más normal sea operar sólo con estos dos. ¿Os habéis hecho un lío? ¡Yo no, estoy loco, y eso es bueno!

dijous, 16 d’octubre del 2008

Los servicios públicos como nuevo instrumento de propaganda

Mi compañera de camino y trecho fue despedida a finales de julio. Anteayer (14 de octubre) recibió una carta del Servicio de ocupación y al día siguiente (ayer) una llamada. Hoy ha recibido otra llamada. El próximo viernes tiene que acudir a una entrevista de trabajo. Comentábamos que a qué viene tanto alboroto, tanta prisa, tanta atención, nos parecía extraño. Después de hablar con su hermano me comentó que él recibió una llamada del INEM hace ya años y que también fue en “tiempos de crisis”. Según ellos, cuando hay crisis los funcionarios del INEM “trabajan”. Es como en el chiste del que va a una oficina y pregunta si los funcionarios trabajan por la mañana o por la tarde y se le responde: “por la tarde no vienen, por la mañana es cuando no trabajan”.

Es un ejemplo de la nueva (novísima) hornada de iniciativas propagandísticas de nuestros queridos gobiernos al más puro estilo 1984 (bueno, como cabía esperar han superado la ficción...). En menos de dos años hemos visto una campaña sin contenido que mostraba a ciudadanos alegrándose de vivir en Barcelona, una ciudad que cada vez es menos vivible económicamente hablando; también hemos visto la erogación (creación-prestación) de un nuevo servicio público de préstamo gratuito de bicicletas que ha sido el gran bombo-y-platillo del Ajuntafems de Barcelona.

Que las decisiones son propagandísticas se puede intuir en cómo se materializan. El caso del bicing, la cadena de subcontratos y las condiciones de los trabajadores de la tercera empresa implicada nos dio una pista bastante fiable. Es posible que además de hacer propaganda, los servicios municipales enriquezcan a los fieles amigos con los contratos y subcontratos. Sólo nos faltaba la campaña de la Generalitat Som-hi! Como el Visc a Barcelona, no tiene contenido propio, aunque en este caso le agregan mensajes que proceden de diversos departamentos (por ejemplo la construcción de viviendas de protección, aunque lo de “asequible” o “social” brille por su ausencia, los que trabajamos en esto sabemos que la Administración ha “regalado” a los ciudadanos como cartera de clientes a los promotores privados, por eso no se habla con claridad de precios).

Un enésimo ejemplo es un anuncio de cartel sobre la guia de formación profesional (las guías también han sido adoptadas como medio propagandístico en el Ayuntamiento de Barcelona, las hay de calles, de mercados y vete tú a saber qué más). El caso de la guía profesional es directamente alucinante por no decir alucinógeno, contiene frases delirantes que te transportan directamente al país de las maravillas. (en el vídeo de hace un año, el estilo estaba marcado) La imagen del anuncio que podemos ver en las paradas del metro y por las calles se basa en una recogida de palabras que se agrupan en forma de llave. La frase central no tiene precio, dice así: “un nou càrrec”. ¿Alguien en su sano juicy se cree que por realizar estudios de formación profesional será ascendido y que optarà a un cargo? ¿No sería más creíble si fuera directamente propaganda de un partido político?

Por cierto, que lo de juicy es expreso; una de las acepciones de jus es la de zumo, y hay quien relaciona la justicia como una exprimida de cerebro (que puede ser tanto individual como colectiva)

Feliz 1984

diumenge, 17 d’agost del 2008

Lectura recomenada: La Balada de la Justicia y la Ley, Alejnadro Nieto

Os dejo con algunos trocitos de cielo, del libro la Balada de la Justicia y la Ley, del profesor Alejandro Nieto:

"Quienes defienden su derecho individual y al tiempo pretenden derribar el Sistema en que se ha producido la injusticia desean algo más que matar dos pájars de un tiro: no son simples oportunistas pragmáticos sin individuos convencidos de que las injusticias individuales son hijas del Sistema y que, por tanto, para eliminar aquéllas hay que empezar por éste. Y no les falta razón, porque la realidad es que el Sistema defiende de ordinario el acto injusto en cuyo seno se ha producido, demostrando con ello que no es neutra y que está dispuesto a o reconocer sus errores o, mejor aún, que la injusticia concreta no es un error, una excepción al Sistema sino su producto natural. En términos deliberadamente enfáticos puede, por tanto, afirmarse que el Sistema que no depura por su propio impulso sus actos injustos es un Sistema injusto y que, si se trata de actos ilegales, pierde su pretendida legitimidad legal, puesto que el fruto venenoso procede de un árbol envenenado (p. 275)".

"Los ilustrados imaginaron -en contra de los informes de los viajeros y descubridores, hoy antropólogos- un < y, puestos a fantasear, se inventaron un pintoresco <<contrato social>> no menos falso. Los hechos, sin embargo, muy diferentes y más ciertos parecen estar quienes afirman la maldad natural del hombre y la iniquidad de las agrupaciones sociales (p. 286)".

"[...] la injusticia paga bien. A través de ella se alcanza dinero y poder.

Lo anterior explica que la injusticia no sea patrimonio exclusivo del Estado, sino que su verdadero reino esté en la sociedad. Si el hombre es perverso por naturaleza (recuérdese el mito cristiano del pecado original), obra injustamente siempre que tiene alguna posibilidad de hacerlo, algún poder sobre los demás. Las estructuras públicas son el instrumento ideal para la imposición del egoísmo, y por ello la injusticia opera habitualmente desde el Estado. Peron no faltan otros instrumentos adecuados. Allí donde hay poder, hay injusticia (p. 287)."

dijous, 31 de juliol del 2008

video y canción del verano: Baila chiki chiki-Especula chiki chiki

Si aún dudas cual va a ser la canción del verano.... VdeVivienda tiene la respuesta:
El Chiki-Chiki, al que todos creíamos muerto, ha resucitado en forma de mujer!
VdeVivienda ha podido reunirse con ella y nos ha asegurado que esta vez no habrá censura que cambie su letra. Con plumas y tacones en lugar de guitarra y tupé... ¿Quién dijo que la lucha no es sexy? Con esta nueva versión, el próximo año ganamos eurovisión!.

Puedes verlo en http://es.youtube.com/watch?v=21_fpF5Uqgc
y con mejor resolución de pantalla y bajártelo en http://www.vimeo.com/1409698
Pásalo!
Vdevivienda (www.vdevivienda.net)

dimarts, 29 de juliol del 2008

Arqueología jurídica: el por qué de la censura

Hoy día, la censura ya no tiene apenas justificación, ya se ha doblegado esta técnica de dominación hasta la saciedad y no sin razón. Sin embargo, entender por qué se ha producido puede ayudarnos a no repetir siglos y siglos de estúpidos silencios o entender algunos de nuestros comportamientos que se acercan a la censura, aunque éticamente los podamos considerar justos.

Existe en derecho penal una figura denominada 'provocación', que opera para atenuar penas en algunos delitos(*). Está claro que para ser contemplada, la intensidad de la provocación tiene que ser de la entidad suficiente como para enajenar a una persona. Si alguna vez te has sentido extraño justificando el cabezazo de Zidane a Materazzi es porque tienes interiorizado el principio de la provocación. Cuando alguien irrita a otro, aunque sólo sea de palabra, despierta el instinto animal que llevamos dentro y se produce el acto de violencia. En el caso citado la idiosincrasia italiana y nuestra propia subjetividad ayuda a no sentirnos culpables por justificar el cabezazo, pero hay algo más: Materazzi no tenía ninguna necesidad de insultar a Zidane cuando de lo que se trataba era de hacer circular un pedazo de cuero por un campo de césped. Y Materazzi se pasó, irritó a Zidane con una provocación idonea, esto es, aplicada en esa persona, consiguió el objetivo que perseguía: la reacción violenta de Zidane y su posterior expulsión. Si el árbitro hubiera sabido algo de derecho penal y de derecho administrativo, tal vez los hubiera expulsado a ambos, o sólo a Materazzi, puesto que sin la provocación no habría habido acto de violencia.

Algo así es también lo que pasó con las viñetas de Mahoma, pero a la inversa, porque no hubo censura. Eran de un carácter claramente provocador, lo cual se acabó saldando con disturbios en varios puntos del planeta. La única revista de humor que se salió de la lógica solidaria de las revistas satíricas (que publicaron caricaturas de mahoma por doquier) fue el Jueves, con una portada que tal vez nadie entendió. A mi me demostraron la diferencia entre autocensura y autolimitación. La autocensura habría sido dejar de dibujar a Mahoma (cosa que el Jueves lleva tiempo haciendo y se ha convertido en una sana costumbre que no abandonarán). La libertad de expresión es para hacer pensar, para cuestionar, no para dar la ocasión a un fanático descelebrado de derrochar adrenalina, y cuando esa es la reacción que va a causar tu viñeta, tú eres responsable de tus actos, también. La autolimitación es el equilibrio que nos permite ser libres en responsabilidad, sin coartar la libertad ajena, cosa que no sucede con la autocensura, que podría equipararse a sumisión.

Detrás de la censura está este argumento que acabamos de exponer. El Estado aplica la censura porque es el Estado y sólo él el detentor de la facultad de aplicar la violencia. Si permitiera toda la gama de expresiones existentes, los particulares, que siempre son algo irascibles, la emprenderían violentamente contra el otro particular y eso el Estado no puede permitirlo. Por eso, para evitar la violencia entre particulares corta de raíz y aplica la censura. Además, también es el intérprete del difuso concepto de orden público, que es lo que a la postre lo lleva por el camino de la amargura, puesto que es un concepto ficticio, como el de moral, y que se puede poner al servicio de cualquier grupo o grupúscolo, como los que ocupan el poder.

Aunque cuando hablamos de censura pensamos en los libros prohibidos, hay que tener en cuenta que hay muchas expresiones censuradas hoy día, desde las más comprensibles hasta las más pasadas de moda, y en medio, una amplia gama de casos dudosos. La apología del fascismo se prohibe en algunos estados aunque no en todos, así como la justificación y enaltecimiento de la pedofilia o de la lucha armada, por poneralgunos ejemplos. Hay otras expresiones que también están perseguidas y cuya ilicitud es más cuestionable, como el libro de cocina del anarquista, o una guía de canibalismo, pongamos por caso. Y hay casos en los que la censura ya no tiene sentido; los delitos contra el honor, por ejemplo, son ya residuos del concepto de moral de las sociedades occidentales. Y sin embargo, llamar gilipollas a Ramoncín sigue siendo un ilícito civil, cuando de largo sabemos que esa expresión banal no afecta a su honra pública (que, por cierto, dudamos que tenga). De hecho, no estamos ante una expresión suficiente (o idonea) como para provocar una reacción violenta por parte del afectado, o al menos, nos podemos permitir dudarlo. De ahí que las sentencias alasbarricadas.org, frikipedia e internautas.org nos puedan parecer desacertadas, pues son actos de censura innecesarios para la manutención del 'orden social'. De hecho, por su desproporcionalidad levantaron las iras del público afectado que la emprendió a golpe de piedra contra el susodicho en el Viñarrock de 2006, y aquí aparece un rizo del rizo, o un bucle sin fin. Las 'autoridades', totalmente desconectadas de la sociedad consideran antisocial este insulto menor y lo censuran, cuando se trata de una expresión normalizada en el lenguaje social y que no desata ira ni violencia ni estigma social. Y aquí subyace el trasfondo político de la sentencia: la casta judicial eleva el concepto de honor con el único objetivo de condenar al foro de anarquistas, al precio que sea (y es que hasta eso es arbitrario, porque no fueron los gestores del foro los que profirieron el 'insulto' al demandante, sino uno de sus participantes, pero se les condenó por no retirar los contenidos a petición de Ramoncín, pues sólo lo hicieron a petición del juez, bajo amenaza de incurrir en desobediencia). En consecuencia, el estrabismo social de la casta judicial no solamente intentó censurar una expresión corriente de la cultura popular (cosa que no consiguieron, puesto que el mensaje se redifundió hasta la saciedad), sino que consiguió levantar las iras del pueblo, que nunca entendió la gravedad del asunto, y respondió a la provocación de Ramoncín (con su incansable, cansina e incomprensible hazaña judicial) a pedradas.

Por todos estos motivos, la censura siempre ha tenido mala prensa, porque es un arma al servicio de la arbitrariedad, la aplique un particular (véase el caso credit services) o la aplique cualquiera de los poderes del Estado. De este modo, la irracionalidad de la acción del Estado, amparándose en un modo de evitar la violencia, la acaba provocando, en el peor de los casos. En el mejor de los casos, la incomprensión popular ante actos de provocación puede dar lugar a una canción nacida de la espontaneidad. Pero no se equivoquen, no todo el mundo está para ir componiendo cancioncitas y los hay que se han quedado sin paciencia de tanto robo diario.

(*) elementos de la provocación:
a) que por «provocación» ha de entenderse toda acción, palabra o ademán tendente a excitar, hostigar o incitar a otro, despertando en él la agresividad innata e inminente en la naturaleza humana; b) que dicha provocación, además de inmediata, ha de ser adecuada, lo que comporta, por una parte, que se apta para que, de ordinario y en el hombre medio, despierte la acometividad referida, y, por otra, que sea proporcionada o correlativa a la reacción del provocado, de tal modo que su virtualidad atenuatoria cesará cuando dicha reacción sea desmesurada o excesiva y supere ampliamente la entidad y gravedad del acto presuntamente provocativo; y c) que no entra en juego dicha atenuante en los casos de riña, pendencia, pelea o reyerta mutuamente aceptada cuando además no conste quién la inició o determinó ni de quién partió el reto o desafío dirigido al futuro contrincante y aceptado, expresa o tácitamente, por éste, toda vez que, en tales casos, además de ser recíprocos y mutuos los actos que excitan y enfurecen al adversario, no se dirigen realmente a ese fin sino que tienen una naturaleza defensiva y ofensiva al propio tiempo encaminada exclusivamente a dominar al otro contendiente y a lograr la victoria en el curso de la pelea entablada.

dimecres, 16 de juliol del 2008

JUSTICIA: el paradigma de la especulación

A menudo oímos hablar del Pocero de Seseña como paradigma de la especulación, y esto no es del todo cierto; el Pocero de Seseña representa el paradigma de la corrupción, pero no el de la especulación. En Barcelona existe una promoción que constituye un ejemplo claro de lo que es la especulación inmobiliaria: ofrecer un producto a un precio sobredimensionado gracias a las expectativas de negocio futuro del mercado. Es el caso de la promoción Justicia, en el barrio de Porta Sóller de Nou Barris, en Barcelona.

La promoción se llama Justicia y la conforma un conjunto de viviendas (entorno a 70) de las cuales, más del 90% están vacías porque no se han vendido. Al promotor tanto le da si están vacías o no, sólo quiere sacarles el máximo beneficio vendiéndolas, por eso tampoco las alquila. Y además, al ser una promoción nueva, con acabados de lujo y bien comunicada, su valor no puede hacer más que aumentar con el paso del tiempo. Entonces, ¿por qué se llama "Justicia" una promoción especulativa con un alto valor antisocial? Esta pregunta es la más fácil de contestar: el promotor es el señor Justicia, un obrero del barrio que ha ganado mucho dinero construyendo y que vio el momento de adquirir un terreno y promover su propia construcción. El Sr. Justicia tiene cubiertas sus necesidades y el coste de la obra lo cubrió con sus ahorros, de tal manera que no tiene prisa por vender ni por poner los pisos a disposición de sus vecinos en régimen de alquiler o cualquier otro, por muy Injusta que sea esta situación. El típico caso del pelotazo obrero elevado a la máxima potencia (el pelotazo del proletariado se define por la compraventa de pisos, pero a pequeña escala).

Por tanto, esta promoción seguirá erguida y posiblemente vacía a menos que alguien lo remedie porque, para más INRI, esta promoción de semi-lujo está rodeada de muchas otras promociones construídas o en proceso de construcción que, posiblemente, tengan que rebajar precios para vender porque se trata de negocios corporativos.

De este modo doy por contestada la pregunta del "ilustre" director del master de gestión inmobiliaria de la Universidad de Barcelona, el dr. Bernardos. Él supone que la pregunta clave es la siguiente: ¿los promotores inmobiliarios prefieren arruinarse a rebajar los precios? Pues va a ser que no, que muchos de ellos no se han arruinado y no se arruinarán, de tal modo que pueden esperar al siguiente ciclo especulativo para colocar su mercancía que, paradójicamente, se identifica claramente con el objeto de nuestros deseos y derechos, las viviendas. El resto sufrirán los efectos de la rapiña, pero los que puedan aguantar el tirón se fortalecerán más. Incluso en el caso que tengan que rebajar márgenes vendiendo más barato, podrán ir al mercado que han destrozado a comprar más barato y seguir acumulando para cuando vuelvan las vacas gordas. Eso, claro está, siempre que nadie lo evite, y no me refiero únicamente a los políticos.

dijous, 3 de juliol del 2008

Anarquía, Derecho y derechos: la vinculación relativa

El Estado se define porque retiene el monopolio de la fuerza, pero ¿por qué? El Estado mantiene la facultad de coacción porque no puede admitir el disenso. Toda la ingeniería organizativa del Estado está dirigido a que alguien dé la última palabra sobre una determinada materia, de cuya decisión no puede escapar nadie. Este no es solamente un error teórico, sino que es un ejercicio de hipocresía porque sabemos ya a ciencia cierta que trabajan con una hipótesis absurda: que el que toma la decisión siempre toma la correcta, que el Derecho siempre es justo. Y así vamos, nos equivocamos a cada decisión que tomamos, pero es en nuestro nombre y bajo nuestra autorización. Pero la cadena de autorizaciones hace ilusoria la misma palabra e idea de la democracia: se trata de una lánguida falacia.

Al final se impone el dinero, otro sistema de autorización: si tienes dinero lo puedes hacer todo, si no tienes dinero eres prácticamente impotente, o eso es lo que nos venden.

Una idea clave para entender la anarquía es que nadie tiene el monopolio sobre nada: todo es posible al mismo tiempo. Nadie lo decide todo, y todos no podemos decidir nada, aunque podemos hacerlo todo. Todas las revoluciones han fracasado porque siempre han intentado imponer una visión del cómo hacerlo todo y han debido imponerlo de igual forma que el Estado, con el uso de la fuerza en monopolio. Sin ese poder, las cosas pueden ser muy distintas: nadie monopoliza nada, no existe el Derecho. Sólo existe la posibilidad de legitimarse frente al colectivo y conquistar "un derecho a...", una libertad. A partir de esta premisa se formó la república romana, cuyo antecedente es la anarquía que quedó al derrocar la monarquía (a través de clanes familiares, etc... no se trataba de una sociedad justa, ni mucho menos, y aunque no existía la propiedad como la entendemos hoy, se trataba de una sociedad latifundista). El derrocamiento del poder superior les dejó el vacío y a través de ahí tuvieron que apañárselas para hacer las cosas lo mejor posible. Le sacaban el jugo a la ciudadanía (ius como jus, de donde proviene justicia) en asambleas, buscaban las soluciones de los antiguos (que es lo que desembocó en el sistema de magistraturas, donde los magistrados eran los que conocían las antiguas soluciones, o leges). Empezaron de nuevo, pero volvieron a caer en el mismo error: dejaron de practicar los derechos y empezaron a practicar el Derecho.

Todas las luchas en las que el pueblo ha defendido sus derechos, lo ha hecho en oposición contra una decisión o un decisor, se lucha por derechos, no por el Derecho (en este error se manifiesta lapanfletera admiración de los juristas por Jhering, el autor de La lucha por el Derecho), pues cuando se produce la lucha, ésta nunca encuentra a los juristas, que suelen tener más apego por el Derecho y el Poder que por los derechos o el apoderamiento (self-empowerment). Es muy posible que la población insurrecta siempre quisiera hacer tabula rasa, porque cuando explota explota por una diversidad de motivos y encuentra en el caos la posibilidad de ver nacer un orden diferente en el que se sientan partícipes y respetados, pero siempre llega alguien con argumentos complicados y se lleva el fruto de la victoria en forma de Derecho, no tanto en forma de derechos, aunque sean parte de su material propagandístico (en la Revolución Francesa, la burguesía). Pero probablemente no sepan del todo que lo que quieren es esa tabula rasa, o incluso que no lo quieran, porque desconfían de sí mismos y (también, o por eso mismo) del resto de los mortales, lo que ha llevado siempre a confiar en alguien a priori "más sabio" que les dé una solución sencilla, realizable. La desconfianza hacia la humanidad del otro (que en contextos de escasez es la única regla) hace buscar una solución segura, aunque no sea la más razonable, o correcta, o eficiente. La seguridad pública sólo tiene un objetivo: proteger los intercambios. Y si hay que protegerlos es por algo: porque están mal distribuidos, con parámetros muy diferentes a los de la necesidad, pero esta es otra historia.

La historia de los derechos es una historia de oposiciones (derecho a que se respete un interés particular, derecho a una prestación, ...). También podríamos hablar de libertades, que tienen tanto de positivo (poder hacer...) como de negativo (oposición a ... incluso a las omisiones o inacciones de otros); libertades y derechos en el fondo son lo mismo, pues sus efectos nos hacen libres de interferencias ilegítimas. En el fondo, no son nada más que posiciones que relativizan la vinculación de las normas generales. Han nacido como excepciones que han pasado a ser regla, que detienen el efecto de las normas y generan un nuevo equilibrio, una nueva posición basada en un nuevo consenso, que procede del disenso y por eso requiere de lucha.

Una sociedad sin poderes individuales y con mucho poder acumulado en capas reducidas de la sociedad que pretenden monopolizar el poder colectivo, no producirá más que lucha de oposición en busca del respeto a los derechos y libertades, de la justicia. Una sociedad formada por personas apoderadas de sí mismas, de su condición actora, exigente con sus derechos, haría innecesaria la existencia de un poder centralizado que proteja a la población, pues ésta sería autónoma para pronunciarse, no necesitaría programas ni lúcidas ideas, y este es el nexo de unión entre socialistas y anarquistas, el socialismo libertario. Pero siempre, siempre, tendría que encontrar formas para hacer compatible o dilucidable el ejercicio de libertades y el ejercicio de derechos, tanto colectivos como individuales. Mientras consenso y disenso no sean compatibles o mientras la línea sólo pueda trazarla un grupo reducido de personas, el individuo desapoderado necesitará que el Estado le diga qué es lo bueno y lo malo, lo cual sólo lleva a la esquizofrenia y, finalmente, al trauma social. La historia de los derechos es una historia de relativización del poder, de oposición libertaria a la dominación del poderoso, de conquista activa de esas posiciones de disenso que combate el inicial consenso y se encuentra con él, esto es, de convivencia entre consenso y disenso. Sin esa posición activa, el individuo no lo es: no es más que el diente de una cadena y deja de ser persona, vuelve a ser sólo animal.

divendres, 13 de juny del 2008

Los esquiroles / Els esquirols

Carta enviada y publicada en el Periódico de Catalunya el 13 de junio de 2008 sobre la huelga de transportistas

Català

Els esquirols
Carlos A. Alonso Espinosa
Barcelona

En resposta a la carta de M. C. Rodríguez Contra els piquets --publicada ahir--, tinc molt clar per què els esquirols tenen mala fama. En una vaga, els vaguistes perden diners, temps, energia i, a vegades, la vida. Si aconsegueixen el que demanen, tothom ha perdut una mica per tenir una mica més que abans. Però si un 20% no fa vaga i aquesta surt bé, aquest 20% s'haurà aprofitat d'un esforç col.lectiu sense perdre res a canvi, i això és injust. Espero que aquesta vaga de transportistes no s'acabi amb ajudes del Govern, ja que així es pagaria amb diners públics l'avarícia dels productors i distribuïdors del petroli; és a dir, la crisi no la pagaria qui l'ha provocat, sinó els que la patim.



Castellano

Los esquiroles
Carlos A. Alonso Espinosa
Barcelona

En respuesta a la carta de M. C. Rodríguez Contra los piquetes --publicada ayer--, tengo muy claro por qué los esquiroles tienen mala fama. En una huelga, los huelguistas pierden dinero, tiempo, energía y, a veces, la vida. Si consiguen lo que piden, todo el mundo ha perdido un poco para tener algo más que antes. Pero si un 20% no hace huelga y esta sale bien, este 20% se habrá aprovechado de un esfuerzo colectivo sin perder nada a cambio, y eso es injusto. Espero que la huelga de transportistas no acabe con ayudas del Gobierno, pues así se pagaría con dinero público la avaricia de los productores y distribuidores del petróleo; es decir, la crisis no la pagaría quien la ha provocado, sino los que la sufrimos.

dijous, 5 de juny del 2008

Apropiación indebida en Polaris World

Polaris World, la inmobiliaria murciana por excelencia se jacta de ser la única que sigue vendiendo pisos. Sea cierto o no, he descubierto que no solamente es un nido de delincuentes profesionales de eso que llamamos la corrupción urbanística. Están envueltos en mamoneos varios, de la mano de alcaldes y otros personajillos, pero no es suficiente, también se aprovechan del cliente y lo exprimen deslizándose por los tipos delictivos establecidos en el código penal.

Hace poco me explicaron que le cobran a los inquilinos por turnos la cuota de mantenimiento de todo el año que deberían dividir por los turnos existentes. Me explico: cuando se prohibió la multipropiedad apareció el aprovechamiento por turnos, que es lo mismo pero sin título de propiedad. Es algo así como un alquiler de temporada por periodos de 30 años, o más o menos. Pues bien, Polaris World además de "vender" también tiene promociones en este régimen de aprovechamiento por turnos. En estos negocios, el dinero se saca de los gastos de mantenimiento que se suelen inflar (ya sabemos que los limpiadores suelen ser mal pagados y trabajan en una segunda empresa, vete tú a saber de quién). Pues bien, no tienen bastante con eso sino que además, en Polaris World le cobran la cuota íntegra del apartamento a todos los turnos, con lo cual el lucro se multiplica por tantos turnos como existan. Una de las personas que tienen contratado un turno se quejó. Polaris World, viendo la situación le dio la razón a la persona que reclamó, rápidamente, con el único objetivo de que la cosa no trascendiera y puedieran siguiendo cobrar el todo al resto de las partes. En este momento justo se empieza a cometer el delito de apropiación indebida.

Temblad, vellacos, tarde o temprano el fiscal o el resto de los clientes se enterarán y alguien visitará un centro penitenciario. Pero que no se hagan ilusiones, las estancias en los centros penitenciarios no van por turnos, y como en Polaris World, en la trena todos pagan el todo, no pueden dividirse las penas, qué pena...

dimarts, 13 de maig del 2008

¡Abajo las mayúsculas!

Si decimos "Él me iluminó" estamos haciendo referencia a una experiencia mística (a un engaño o una alucinación, vaya). Si decimos "él me iluminó" estamos contando que un tercero nos alumbra. ¿No es lo mismo verdad? Lo mismo sucede con "la Historia" y la historia; de hecho, en Chiapas, los niños no aprenden la Historia, sino que aprenden historias y, seguramente, no están tan adoctrinados como los demás niños del planeta y, por ende, les gusta lo que aprenden con el maestro y puede servirles de algo en el futuro. La enseñanza de la Historia da necesariamente una versión lineal y, por qué no decirlo, manipulada de aquello a lo que un profesor mía llamaba "una sucesión sucesiva de sucesos sucesivamente sucedidos". La Historia tiene vencedores y vencidos y nunca son los mismos dependiendo de quien la cuente. Una historia, en cambio, es otra cosa, ahí sí que podemos ahondar, buscarle causas y consecuencias y largos etcéteras, conjeturas, especulaciones con las que aprender incluso de nuestra mirada hacia ella.

En mi rama "pofesional" estudiamos el Derecho, un todo conjurado a ser un sistema cerrado (los positivistas así lo quieren) compuesto de normas (reglas y principios), costumbres y doctrina (jurisprudencial o académica). El derecho es todo lo contrario, lo no establecido, la oposición individual o de grupo a una determinada acción o la solicitud de una determinada acción por parte de la colectividad. Normalmente se dan muchas situaciones del tipo "el derecho contra el Derecho" en las que se contrasta el interés individual o de grupo con algo preestablecido. Hace años, mi inclinación hacia el derecho me ha ayudado a quitarme el corsé tan apretado que nos cosen durante la carrera, ese particular amor por una ciencia tremendamente exegética (análisis de las normas de derecho positivo, de las normas dictadas por el poder). Aviso para navegantes: yo no estudio el Derecho precisamente para mejorarlo, sino para mandarlo al ostracismo; el derecho es sólo un cincel con el que abrir o agrandar la brecha.

Del mismo modo, una institución es un hecho trascendente en la vida social, mientras que la Institución es un instrumento de dominación, una formalización de una posición privilegiada respecto de la sociedad. La Institución es pública (lo público, como la democracia representativa, no acaba siendo más que una entelequia al servicio de la clase dominante, que nunca es la mayoritaria), mientras que la institución es popular, pertenece al pueblo. Nada más que decir

En definitiva, la mayúscula no es más que la deformación y elevación a categoría de un objeto determinado o indeterminado. El que etiqueta un objeto singular y lo pasa a general, normalmente genera una distorsión ayudado por la mayúscula, ESA GRAN TIRANA del reino del lenguaje escrito (en lenguaje oral, necesita ser remarcada con un artículo enfatizando su sustantivo sobremanera, por ejemplo, diríamos LA mayúscula). ¡Abajo las mayúsculas!